¿Cuál es el secreto detrás de la deliciosa Maza e çapres, el queso artesanal albanés que ha pasado de generación en generación?
Orígenes y preparación
La Maza e çapres es un producto lácteo artesanal originario del norte de Albania, específicamente de la región de Malësia e Madhe, en la frontera con Montenegro. Se prepara con leche de vaca, cabra, oveja o una mezcla de las tres. La preparación de la Maza tiene profundas raíces en la cultura albanesa y se remonta a hace más de 400 años.
En las familias, los hombres pastorean a los animales, mientras que las mujeres procesan la leche. Para preparar la Maza, todos los días, después del ordeño, las mujeres hierven la leche y, una vez fría, separan la nata que guardan con un poco de sal en un barril de madera. Una vez que el barril está lleno, la crema se pone en la piel de un cordero o cabrito que ha sido sacrificado para comer en un día de fiesta. La piel se seca, se limpia y se cose para crear un recipiente idóneo para contener la crema hasta el invierno.
Características del queso
La Maza e çapres es un queso artesanal con unaCantidad de materia grasa del 30-40%. Su textura es suave y cremosa, con un sabor=intenso y rico. La maduración de la Maza e çapres puede variar de varios meses a un año o más, lo que da lugar a un sabor más fuerte y complejo. La aspereza del queso es moderada, lo que lo hace ideal para acompañar vinos y platillos.
Vinos de maridaje
Para disfrutar al máximo de la Maza e çapres, te recomendamos acompañarla con un tinto de Drashovice, un vino albanés que combina perfectamente con el sabor intenso del queso.
Conservación y tradición
La Maza e çapres se elabora para el consumo familiar y se enfrenta a un riesgo potencial de desaparecer debido a la disminución de la ganadería en la región y la emigración de las familias. Sin embargo, la mayor amenaza es la sustitución de los métodos tradicionales de preparación por métodos más modernos, lo que cambia fundamentalmente el sabor del queso.
La Maza e çapres forma parte del Arca del Gusto, un proyecto de la Fundación Slow Food que se ocupa de recuperar y catalogar alimentos, agrupa razas singulares y productos gastronómicos artesanales de excelencia contrastada y elaborados en pequeña escala, que se encuentran en peligro de desaparición.